Tuesday, July 10, 2007

¿Cuando me vas a buscar?

Pasé la mañana discurriendo mentalmente como afrontar la situación. La madre de Qponm había amenazado con transgredir el régimen de visitas y, aunque mecánicamente me había puesto firme, no se sabia. Como soy de probar nuevas estrategias no hice ningún llamado. No di ninguna señal de vida y me atuve a lo que había dicho con el tono mas firme que me había salido. Lo pasé a buscar a la hora legalmente pactada por el lugar legalmente pactado. Pare el auto y toqué el timbre. Y ahí salió Qponm sonriendo de oreja a oreja como siempre y haciendome chistes, para declararme que tenia ganas de estar conmigo y abrazarme fuerte mientras fija la imagen de nuestras caras abrazadas que le devuelve el espejo retrovisor del auto.

Teníamos planeado ir al teatro y el gurrumin sugirió una parada técnica en McDonald's. No me preocupa porque prácticamente no come. Le encanta jugar en el pelotero, conocer otros chicos, y los juguetes, obviamente, los juguetes. Yo aprovecho para charlar con desconocidos, padres y madres como yo, habitualmente separados como yo. Me baja a tierra. De vuelta en la calle cambié súbitamente de idea cuando lo vi aterido frente a la vidriera de una juguetería. A casa a abrigarse y seguimos. Veíamos los copos entre la lluvia pero a Qponm no lo impresionaban en absoluto.
Se durmió en el auto, lo bajé y lo acosté en el sillón, lo tape y lo dejé dormir una siesta calentito en casa, calculando el tiempo para llegar a la obra. Cuando lo desperté ya tenia en la mano dos pares de medias, dos pantalones (uno de pijama) dos buzos y 57 gorros de lana.
- Qponm, esta nevando. Vamos al teatro.
Y era así nomas. Qponm no dejaba de decir Woow, parado en el balcón completamente tapado.
- Vamos afuera papi.

Detrás de la puerta del edificio, nos cruzamos con una madre con dos nenas que sostenía que afuera no se podía estar. Nosotros sonreíamos de oreja a oreja. Asentimos y nos lanzamos a la calle.

Nos empalagamos de nieve esa tarde, de teatro después, lo bañé, cenó y seguimos con carreras tramposas de autos y una lucha y persecución interminable, por toda la casa, entre el Hombre Araña y el Duende Verde. Esta clarísimo cual es cual.
Terminamos con cuentos en la cama. Aullando entre medio de risas con El pequeño camión de Bomberos.

A las dos de la mañana se despertó vomitando algo que no logré distinguir pero que me apresure a limpiar, porque se quedaba dormido al lado del inodoro. Di vuelta el colchón con el ya dormido en mis brazos y me pase las dos horas siguiente s despierto escudriñando síntomas y tratando de sacar conclusiones con Odessa. El vomito había sido normal, reaccionaba a las preguntas con lógica, aún dormido, y no acusaba ningún dolor. Lo vi bostezar en medio del sueño y me levanté a ver si había alguna pista en la red. Volvió a vomitar a las cuatro y cuarto y a las cinco y media y a medida que lo hacia yo me iba tranquilizando.
Componía un cuadro que se terminaba pronto. Calcule el tiempo hasta que amaneciera y me dormí con él. Asegurandole que nada le iba a pasar porque estaba conmigo. En el ultimo vomito la cara era de resignación.

Se despertó tal cual se había acostado. Saltando por toda la casa y pidiendo te a los gritos. El pediatra no le encontró nada y me dedique a rebatirle cada hipótesis hasta que terminamos hablando de divorcios y diferencias entre hombre y mujeres. Lo había atendido hacia dos años y le impresionó lo alto que estaba.

Almorzó con un hambre voraz y cuando se preparaba para la siesta lo tuve que llevar con la madre. Se demoró casi una hora mostrandome como los perros le contestan cuando el ladra, algunas particularidades de las hojas de los arboles y otras de los edificios vecinos. Deteniendose a reflexionar ante cada descubrimiento. La nieve nos había devuelto el afuera, ahora soleado.

Se dormía en el auto cuando llegamos. Toda la vida prefiero entregarlo con sueño pero despierto a dormido. Aun se lo que piensa, pero algunas cosas no tienen remedio, así que siempre es mejor hablar de ellas. Se iba con la madre cuando volvió corriendo a abrazarme. Chau, me dijo. Lo llené de besos, lo abrace fuerte y le volví a asegurar que lo iba a buscar al jardín al día siguiente.
- Descansá, así se te cura la panza. Ok?
- Si. - me dijo.
Lo vi irse con su madre, pensando que las cosas vana ser así. Qponm había vomitado toda la noche y se moría de sueño y ella lo iba a llevar a dar una vuelta que un rato después, cuando la llamé para pasarle dos datos, aun no había terminado.

Es la madre que le tocó. Ojalá pueda descansar pronto. Las madres no deberían tener tanta prensa.