Apareció al lado de mi silla con un dibujo de un científico recortado de una revista balbuceando que quien había recortado eso así, que lo había encontrado no llegaba a darme cuenta muy bien donde pero era allá, en su pieza. Tardé en entender que su cara era de pura indignación y lo hice medio segundo después de que con la misma furia lo empezara a arrugar con lo misma mano con la que lo sostenía en alto, sin ni siquiera mover un centímetro el resto de su brazo.
- Esperá.-le dije - Mostrame.
Fuimos a su pieza con el dibujo a medio arrugar y reconstruimos la noche en que lo habíamos recortado juntos apenas abriendo con cuidado la carpeta y viendo que había adentro.
- Ya me acuerdo! - dijo bajando la cabeza en una mezcla de vergüenza y alivio.
- Nunca te había visto así de enojado - le dije - No esta mal.
- No?
- No, pichón. Hay veces que uno se enoja de esa manera.
Anoche entendí algunas cosas mas de este niño de cinco años que es mi hijo y probablemente el haya entendido que no necesariamente tiene que ser ese muchacho adorable (y a veces despiadadamente sincero) lleno de rulos.
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1 comment:
y seguramente aprendió también algo acerca de la incondicionalidad del padre (bah, de SU papá).
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