Sunday, October 21, 2007

Happy Snoopy's day


Llegamos comiéndonos la 74 mientras cantamos Offspring a los gritos (si, la 74 no se transita, se devora, como bien sabe la gente del lugar), Qponm con su mejor cara de Docker cantando sólo las vocales de las letras y yo aún con mi gorra puesta, transpirados y hartos de tanta carretera.
Habíamos huido hacia cinco horas de Buenos Aires, como siempre, y nos salíamos de la vaina por llegar al lugar que nos restituye. Al lugar donde le enseño a mi hijo a ser libre, al lugar que nos dice que no estamos solos en el mundo, que hay gente que me cuida como yo lo cuido a él.
La sonrisa de Qponm le llena la cara y hace su numero de vergüenza apenas ella empieza con la fiesta de bienvenida que consiste en gritos agudos, saltos en el lugar y sobre todo millones de sorpresas que ha venido preparando desde que tiene la certeza que vamos para allá, incluso cosas que tiene guardadas desde hace tiempo e inventa como sorpresas para él. Me pregunto si usaba el mismo truco conmigo, pero la verdad es que no me importa. Son apenas dos días en los que yo escupo mi vida por la boca en los ratos en los que no están jugando en ese juego infinito que los envuelve y que me da la sensación de que si yo no digo nada seguiría eternamente.
Pero soy el padre y hay momentos en los que hay que dormir y un momento en donde tenemos que volvernos. En ese momento empiezan los dos con sus rituales. Ella saca su cámara con la intención de registrar el momento. Nunca entenderé por que no lo hace antes. Tiene que ser cuando ya todo el mundo está por subirse al auto. El se resiste incluso a comer para detener la sucesión de hechos que nos llevaran indefectiblemente de vuelta a la ruta, a Buenos Aires y a la gente que ni siquiera hemos empezado a extrañar.
No le gusta despedirse de la gente que quiere, pero ya está mas grande y empieza a ponerle palabras y actos a lo que le pasa. Entonces le dice a la perra atada que no se preocupe que todavía no se va cuando hace media hora que le pido que suba al auto. Entonces le da el gusto y posa para su cámara, como ella quiera, como lo vio llegar, sonriendo, con la mano así, en la guitarra de cartón.

Después de cinco minutos de verlo tirado boca arriba en el asiento trasero le pregunto si está triste y me contesta que no, que solo esta pensando en que un monstruo le come las piernas. Intento explicaciones de esas que no le sirven ahora pero que en un futuro tal vez le suenen tranquilizadoras. Pero como obviamente no da resultado, paro justo antes de salir a la ruta en una enorme casa de decoración y nos dedicamos un rato a elegir cosas que no podemos comprar pero que nos encantan. Compro lo único que puedo pagar: un pequeño faro con franjas horizontales rojas y blancas. Pienso en la analogía marítima, en lo que significa el lugar para mi y en lo que comienza a significar para él. Pero me olvido de algo importante. Ese faro está en la película de Snoopy. Qponm llega a casa y la pone aún con el faro en la mano.

3 comments:

France Assist said...

De tal árbol tal offspring.

Nanook said...

Knock down the walls, it's alive in you
Knock down the place, you're alone it's true
Knock down the world, it's alive in you

Manón said...

cuánta ternura...

(me da vueltas el corazón la forma en que sus deditos se aferran a los objetos que quieren/pretenden poseer, como si les fuera la vida en ello)

besos.