La maquina de afeitar hace ruido a podadora de pasto, las hojas de los paraísos se mecen con el viento. Siempre fue así, aunque vivamos en un sexto piso, vivimos como con jardín. Hay quien tiene casa con terraza y vive como en un depto. Nosotros no. Será por eso que decidimos incursionar el el mundo "gato". Pero nunca nos imaginamos que nuestra gata iba a ser Ruanda.
Ruanda no se ha adueñado de la casa, no ha elegido su lugar inexpugnable, no reclama mimos o comida, las exige como un derecho inalienable. Ella, sencillamente está haciendo la revolución en casa. Bienvenida.
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